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LA ECUACIÓN DE LA MEMORIA, SUEÑO, APRENDIZAJE Y CALIDAD DE VIDA

La memoria es: retención o almacenamiento de la información, conocimiento y habilidades, que se han adquirido en el aprendizaje, de forma que puedan ser recuperados en un estado posterior. La memoria es esencial para la adquisición, conservación y transmisión de conocimientos; moldea nuestra personalidad y nos permite un correcto entendimiento con los que nos rodean.

Por ello el individuo que pierde la memoria, es decir, el enfermo amnésico, al deteriorarse muchos aspectos de su vida mental y social, pierde el contacto con el ambiente, encontrándose aislado. Es lo que ocurre al enfermo de Alzheimer, uno de los más temidos azotes de nuestra sociedad, cuyo primer y principal síntoma es la pérdida de memoria.

El sueño es otro de los temas que preocupa mucho a la sociedad, más aún cuanto cada vez se le asocia más a las funciones cerebrales superiores. Miguel de Cervantes en el Quijote hace una extensa doctrina sobre el sueño en la que lo considera como un proceso necesario, más importante para el individuo que la alimentación o el arte, ya que el sueño alivia el cansancio, repara y prepara para un día difícil y es un proceso variado y complejo.

Hoy conocemos que todo el proceso del estado de sueño está muy estrechamente ligado y es interdependiente del tiempo que el individuo está despierto, es decir, está en el estado y actividad de vigilia, los días anterior y posterior a la noche de sueño. Por eso se habla del ciclo vigilia-sueño, en el que se consideran tres fases: vigilia, sueño REM, (con movimientos oculares rápidos, que corresponde a la fase en la que ocurren los ensueños) y 3) sueño de ondas lentas o sueño no-REM (que corresponde a la fase de mayor reposo). Cada una de estas fases está sustentada por redes neuronales diferentes que a su vez están interconectadas entre sí.

Ya Cervantes señalaba que la carencia de sueño tiene graves consecuencias y afecta de una forma principal al “celebro” y por lo tanto a la actividad y salud mental. Y concluye que el no dormir y el dormir son los principales causantes, respectivamente, de la locura y la curación de D. Quijote. Hoy día son numerosos los hallazgos de la Neurociencia que corroboran estas afirmaciones de Cervantes, siendo una principal diana de la falta de sueño en el cerebro humano la alteración del procesamiento del aprendizaje y consolidación de la memoria.

Hay muchos tipos de memoria, de ellas la mejor estudiada y de mayor interés en el hombre es la llamada memoria explícita o declarativa, memoria que codifica información de hechos específicos y proporciona la capacidad de recordar, tanto acontecimientos que pueden ser personales (es la llamada memoria episódica) o conocimientos (es la llamada memoria semántica), unos y otros aprendidos en el pasado. Depende de la reflexión consciente para su adquisición y recuperación, se pierde en la amnesia, como ocurre en la enfermedad de Alzheimer, y puede ser expresada de forma declarativa verbal, es decir, en palabras.

LA ECUACIÓN DE LA MEMORIA, SUEÑO, APRENDIZAJE Y CALIDAD DE VIDA

De su procesamiento y consolidación se ocupa una extensa red neuronal que está formada en primer lugar por las estructuras necesarias para el procesamiento de la información sensorial y el depósito de la información procesada en el cerebro. Un segundo grupo de estructuras, muy importante, son las que constituyen la red neuronal responsable de la consolidación de esa memoria; estas son las que se lesionan en la amnesia ya que esta destrucción impide el depósito en la memoria de todo tipo de nueva información. Si ellas no actúan es imposible integrar en las redes neuronales cerebrales de memoria nueva información, el individuo podrá recordar las memorias ya consolidadas pero no podrá aprender nada nuevo. De estas estructuras la mejor conocida y mejor estudiada es la formación del hipocampo.

¿Cómo y cuándo participa el ciclo vigilia-sueño en este proceso?

Como hemos dicho cada una de las fases del ciclo vigilia-sueño está sustentado por redes neuronales diferentes que a su vez están conectadas entre sí. Las influencias recíprocas por medio de estas interconexiones permiten el paso de una fase del ciclo a otra, que normalmente se hace con la secuencia: vigilia, sueño no REM, sueño REM.

Durante la vigilia se adquiere la información, que es procesada, como hemos señalado, en las correspondiente red cerebral (tálamo-cortical) que sustenta esa información en concreto. Simultáneamente al activarse la red tálamo-cortical responsable de esa información, esta información es transmitida a una red neuronal en el hipocampo que es un equivalente de esa red activada en corteza, ya que reproduce las sinapsis más robustas de la red tálamo-cortical. En el sueño no-REM se activan las redes neuronales del hipocampo y actúan sobre las redes tálamo-corticales potenciando esas sinapsis cruciales, produciendo una potenciación a largo plazo de estas sinapsis cruciales, es decir, producen la consolidación de la memoria. De ahí la necesidad que la información que es consolidada como memoria explícita o declarativa pase por el hipocampo. Si se suprime este paso no hay consolidación y en consecuencia no hay memoria.

Durante el sueño REM es completado el proceso de consolidación de la memoria: por una parte, sigue actuando, aunque con una diferente fase de tiempo, el hipocampo sobre las redes tálamo-corticales, y, por otra, el aumento local en la actividad de genes relacionados con la plasticidad neuronal durante esta fase del sueño favorece la consolidación sináptica de la memoria en las redes del hipocampo y tálamo-corticales.

LA ECUACIÓN DE LA MEMORIA, SUEÑO, APRENDIZAJE Y CALIDAD DE VIDA

Con la sabiduría del pueblo sencillo, no es extraño que nuestras abuelas nos hayan asegurado que “lección dormida es lección bien aprendida” y también decían que para tener una vida sana había que acostarse y levantarse con las gallinas, es decir, tener un sistema de sueño bien organizado y regularlo de manera que integre la regulación ejercida por todas las fases del ciclo vigilia-sueño. Esta afirmación es válida como programa a cumplir por los niños, los jóvenes y los viejos. De las tres edades hay numerosos estudios muy demostrativos en la literatura científica. En resumen hoy conocemos que para un correcto aprendizaje y procesamiento de la memoria es necesario que tenga lugar, normal y armónicamente, todas las fases del ciclo vigilia-sueño con un horario fijo de la hora de acostarse y levantarse. Numerosas publicaciones recientes demuestran que en niños, jóvenes y ancianos el trastornar el sistema de sueño organizado y regular afecta el aprendizaje, el rendimiento intelectual y en definitiva  la calidad de vida.

Hoy día hay una abundante bibliografía sobre el tema de la influencia del sueño bien ordenado en el niño. A manera de ejemplo: en una prestigiosa revista Americana de epidemiología de la salud, los autores de un estudio realizado en 11.178 niños de 7 años  de ambos sexos, concluyen que el tener un orden regular a la hora de acostarse durante la primera infancia está relacionado con el rendimiento cognitivo de los niños a esta edad, e insisten, dada la importancia del desarrollo infantil temprano, que estos efectos pueden golpear la salud durante toda la vida.

Realmente, una serie de factores sociales, ambientales y familiares condicionan hoy la hora de acostarse durante la primera infancia. Los  hallazgos sugieren que estas horas de acostarse inconsistentes, especialmente durante la primera infancia, están relacionadas con el desarrollo cognitivo de los niños. Las familias están sometidas a las demandas de tiempo que podrían impactar negativamente en las rutinas importantes para un desarrollo saludable en los niños pequeños. A la luz de estos hallazgos, es necesario apoyar políticas para proporcionar a las familias condiciones en las que entre otros aspectos, también importantes, los niños pequeños puedan tener un régimen de vida, que permita una hora fija y adecuada de acostarse e igualmente de levantarse.

PD/ Otro, entre cientos de ejemplos de la influencia del sueño en el aprendizaje, el rendimiento intelectual y en definitiva en la calidad de vida, una publicación de ayer mismo concluye: la evidencia disponible demuestra que es importante evaluar el sueño en los niños que presentan síntomas sugestivos de TDAH, ya que los problemas en el sueño pueden desempeñar un papel causal o exacerbar la clínica del TDAH.

Isabel Reinoso Barbero,

Profesora de Primaria en el Colegio Orvalle

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